martes, 20 de mayo de 2008

La Crisis de los “30”


por Andrés Felipe Loaiza Colorado
loaizacolorada@gmail.com

Podrían pensar que me referiré a la crisis económica de los años 30 en los Estados Unidos, pero no.

La crisis a la que me referiré es la crisis de los 30 años (fundamentalmente en el hombre) que se pregunta por lo que ha hecho con su vida hasta ese momento, y lo hace fundamentalmente porque sabe que va llegando a la mitad de su existencia y a lo mejor no ha hecho nada con ella.
Hay momentos y situaciones en la vida en las que nos preguntamos más por nuestra existencia, es lo que llamamos "crisis existencial" y que hay personas que pasan por la vida sin tenerlas.
Psicológicamente la crisis de los 30 años tiene un fundamento sólido y con raíces claras, pero no es el objetivo de esta reflexión. El verdadero objetivo es poder exteriorizar mi crisis, que es a su vez, una de las formas de superar la crisis (según los Psicólogos).

Mis crisis de los 30 años la viví ad portas de cumplir mis 29 años. ¿Cuáles son los síntomas de la crisis?
Pensar que lo que hemos hecho con nuestra vida hasta ese momento vale muy poco o nada.
Creer que la vida se nos está pasando en vano.
Ser conscientes de que la muerte nos va a llegar y aún no estamos casados ni tenemos hijos (muchas veces eso es una ventaja).
Y lo peor de todo, compararnos con las vidas de nuestros amigos y pensar que nuestra vida es inferior a la de ellos.
Lo más particular de esta crisis es que cuando lo hablamos con otras personas, ellos ven en nosotros todo lo contrario (o por lo menos eso dicen, esperamos no sea para subirnos el ánimo y así que superemos la crisis), ven todas las cualidades posibles y lo buena que es nuestra vida. Al final de cuentas son ellos – los demás – quienes nos ayudan a terminar con la crisis.

Para muchos estas crisis existenciales son un problema, pero donde muchos ven problema yo veo una posibilidad con la cual darle fortaleza a nuestro carácter; es el sentir que a pesar de lo machos que podamos ser, somos frágiles emocionalmente y que cada uno tiene momentos (no de debilidad) de inestabilidad. A pesar de ello, y lo que realmente preocupante me parece, son las personas rígidas que no muestran emociones y que parecen de acero; pero cuidado con todos ellos, porque quien nunca ha vivido una crisis y no conoce o es consciente que la puede tener, es posible que como "el acero" se rompa al intentar doblarse por su poca flexibilidad. Quienes nunca han sido conscientes de sus posibles crisis, cuando las tienen es posible que las exterioricen de forma abrupta, donde su última consecuencia es el Suicidio, que de eso hablaremos después.

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